jueves, enero 25, 2007

El Hijo Malcriado


El segundo nombre pertenece a Los Prisioneros, y funciona en esta genealogía como aquel miembro rebelde e indomable, que increiblemente solo posee tres discos importantes e inolvidables: La voz de los ochenta, Pateando piedras y La cultura de la basura, todos trabajos sacados entre 1984 y 1987; de ahí para adelante casi nada. En definitiva uno se pregunta en qué reside la inmortalidad de la banda.

Para responder la interrogante del último párrafo, me aferraré a mi experiencia. Recuerdo que la primera vez que tuve conciencia fue con Amalia (mi hermana), la cual tenía un cassette del grupo (La voz de los ochenta), y que en ese entonces iban a estar en Ferbio (una feria comercial que se hacía en la ciudad de Conce), concierto que fue inolvidable puesto que las gradas se cayeron y hubo una serie de lesionados, yo no estuve, tenía alrededor de 10 años, pero aquella imagen en mi cabeza jamás se me olvido. Luego Los Prisioneros se separaron y recién los pude ver, pero no era su apogeo. En el 2002, se juntaron, tenía 24 años, a esa altura había más curiosidad que fanatismo, resultado: la mejor presentación de una banda en vivo que había visto hasta ese momento. Potencia, irreverencia, sarcasmo y rock en más de tres horas, lo tocaron todo, no faltó ninguna, y lo poderoso es que eran temas que a sea altura eran anacrónicos en su discurso, todo esto con un virtuosismo que hasta esa gira nadie reconocía. Si hasta Claudio Narea tocaba canciones que no pertenecían a su época con la banda, con un compromiso a prueba de todo. Inclusive la lluvia se hizo presente. En definitiva, mágico e inolvidable.

El tema que presentaré quizás es su manifiesto artístico. Sensible para una época llena de incertidumdre y con hambre de verdad, Los Prisioneros lo traducían con: No necesitamos banderas.

Esta entera publicación va dirigida a Reinaldo Pay Lipián, porque estuvo en esa época de incertidumbre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"con toda honestidad y con la mente fría, renegamos de cualquier patrón...se llame religión, se llame nacionalidad, no queremos representatividad".

Gracias hermano, me transportaste a la barricada con uniforme escolar y bufanda escosesa, con la adrenalina en los huesos y la heroicidad de nuestra temprana rebeldía, a las mañanas en que soñábamos con que en esta Primavera renacerá la esperanza de un "año decisivo" (el toto se acordará)...gracias y parafraseando al viejo León "mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en 'aquellos años' ".

..."ellos no están haciendo
lo que al comienzo se pactó".

Gracias , Rpay

Anónimo dijo...

"La idea nunca nos gustó",esa es la verdad.

Anónimo dijo...

Ese día Yó estuve y tambien en el día de reencuentro con la lluvia mojaba mi cara en "corazones Rojos" y la verdad creo que lo mejor de los Prisioneros fue dar una puerta de desahogo que bandas en la clandestinidad lo hacían con mayores atributos, como los Fiskales, Dorso y Panzer. Tambien se agradece a un Claudio Narea el único que sabía lo que quería producir.